Si te has decido a secar tus propias plantas, bien porque quieres hacer un bonito centro de flores secas o bien porque quieres utilizarlas para dar sabor a tus platos o hacerte unas ricas y medicinales infusiones, te voy a dar dos técnicas que puedes poner en práctica fácilmente en tu casa, tanto si tienes terraza o jardín como si no dispones de él.
Antes de decidirte por una de ellas y, aunque ambas puede darte buenos resultados, elige la que consideres que mejor se adapta a tus necesidades teniendo en cuenta:
- La disponibilidad del material que necesitas.
- La parte de la planta que vayas a secar.
- El clima del lugar donde vayas a realizar el secado.
- El tiempo de secado que será diferente según la época del año en que realices el proceso.
- La parte de la planta que vayas a desecar.
Elijas la técnica que elijas, lo primero de todo es que las dejes bien limpitas eliminando los restos de polvo, de tierra o incluso de alguna plaga de insectos que se hayan podido quedar pegados. Si están demasiado sucias, puedes lavarlas con agua, pero asegúrate de secarlas bien para que no le quede ningún resto de humedad, ya que esto podría estropear el proceso. Puedes hacerlo colocándolas sobre papel de estraza (no lo hagas sobre papel impreso) o bien sobre toallas de algodón.
Secado en ramilletes
Esta técnica, que es la más conocida, se utiliza principalmente cuando se trata de flores con el fin de que no pierdan los pétalos en el proceso de secado. Para ello, haz un ramillete con las flores y cuélgalas boca abajo en una cuerda, separadas entre sí y en un lugar sombreado, bien aireado y libre de humedad. Con el fin de evitar que el ramillete se llene de moho, es importante que no aprietes demasiado la cuerda con la que lo atas, para dejarle respirar y evitar que las flores se pudran.
Los ramilletes deben permanecer colgados entre 7 y 14 días (dependiendo del tipo de planta y de su contenido en agua), a una temperatura seca de entre 25-30 grados pero evitando la luz directa del sol que podría destruir los principios activos de la planta. Si el lugar de secado tiene demasiada luz directa, puedes proteger tus ramilletes con conos de papel de estraza.
Por último aunque los ramilletes necesitan un lugar ventilado para obtener un secado de más, calidad, trata de evitar las corrientes de aire ya que pueden volatilizar los aceites esenciales de la planta.
Secado al horno
La otra técnica que te voy a contar es también muy sencilla y quizás más útil si no dispones de demasiado espacio en tu casa para colgar los ramilletes o bien no quieres esperar demasiado tiempo, para tener tus plantas secas listas para usar…
Se trata del secado al horno, que es más rápido pero que deberás realizar con mucha precaución para evitar que tus plantas se quemen. Para realizar este secado coloca tus plantas en una bandeja de horno a una temperatura de entre 40-60 grados, dejando la puerta abierta con el fin de comprobar como va evolucionando el proceso que durará aproximadamente una hora (dependiendo el tipo de planta).
Puedes comprobar que tus plantas están listas, cuando veas cambiar el color de las mismas que irá adquiriendo una tonalidad más oscura que la de la original planta fresca.
Ya ves cualquiera de las dos técnicas son muy fáciles de poner en marcha!!!
Como ya te comenté al principio del artículo, cualquiera de estas técnicas te puede dar buenos resultados y conservarán las propiedades de tus plantas intactas alargando su vida, en algunos casos, hasta un año desde su recolección. Algunas hierbas incluso, pueden durar más tiempo si se mantienen en las condiciones adecuadas, es el caso de la salvia, que aportará más sabor a tus platos, cuanto más tiempo lleve seca.
Ahora sólo queda que te animes y te pongas a esta tarea que, además de útil, te resultará muy entretenida y relajante.
Hasta la próxima!